El rompecabezas de Richard Brooks

Por Humberto López Cruz
University of Central Florida

La primera entrega novelística de Richard Brooks debe tomarse con seriedad a pesar de llevar el epíteto, proporcionado por el propio autor, de ‘locura narrativa’.  La cordura de la anterior oración radica en que la novela posee características que muy bien la pudieran incluir bajo la categoría de experimental.  Este subgénero de la novela, que en su momento fuera cultivado por figuras literarias de la talla de Cortázar y Cabrera Infante, entre otros, no es visitado regularmente por nuestros escritores.  Ahora, proveniente de Panamá, tenemos un caso interesante en nuestras manos.

La calle del espanto es la novela que nos ocupa.  Es cierto que un lector no familiarizado con el devenir diario de la nación panameña puede, a ratos, sentirse algo despistado y con el temor presente de extraviarse en algún vericueto inesperado de tan singular calle.  No obstante, el temor es infundado, ya que se puede acceder a un texto que gusta por su estructura, léase por la falta de ella, donde lo inesperado es lo cotidiano.   Los rasgos surrealistas a los que recurre Brooks colaboran con la madeja narrativa y es necesario dejarse llevar por la lectura so pena de enredarse en alguna de las trampas de su autor.

Richard Brooks es el seudónimo de Ricardo A. Ríos Torres.  Al concluir la lectura de La calle del espanto vemos el vitae literario de Ríos Torres y comprobamos que el escritor no es nuevo en este campo.  Sus anteriores publicaciones, como crítico literario y como historiador, hablan por sí mismas.  Ahora bien, el resultado feliz de esta incursión de Ríos Torres en el campo de la ficción ratifica que ha habido éxito en el cambio.  No todos los escritores que intentan derroteros similares han sabido, o han podido, mezclar ambas escrituras y salir victoriosos del lance.  Brooks ha probado que en su caso sí se puede.

La novela, a pesar de comenzar guiándonos por callejuelas de la ciudad antigua, recorre avenidas literarias ya que muchos de los capítulos llevan el nombre de algún renombrado escritor o escritora contemporáneo.  Los esfuerzos literarios de Panamá no pasan inadvertidos ya que “Letras de Fuego” (95-98) y el “Círculo de Lectura Guillermo Andreve” (119-22) encuentran su espacio en sendos capítulos que consagran la dedicación de Ríos Torres, ahora devenido en Brooks, por fomentar y auspiciar las inquietudes literarias del istmo.  Se deduce, al avanzar por las páginas del texto, que el tesón ha triunfado.

Como todo trabajo experimental no se debe leer al pie de la letra, pero sí hay que leer bien todas las letras para intentar unir todas las piezas del rompecabezas que Brooks ofrece, aunque nunca intenta ayudárnoslo a armar.  Esa es la tarea del lector.  Todas las avenidas que confluyen en el epicentro narrativo  son  el borbotar de una mente que no cesa de estar en ebullición y de un país que necesita ser reescrito desde diferentes ángulos.  Opino que la nación panameña vuelve a ser la gran protagonista, que aunque silente, se escucha al voltear de cada página.  Esta es una característica que se observa en muchos de los narradores contemporáneos de la joven república.

La calle del espanto se inserta dentro de una prosa atrevida que atrapa al lector desde su comienzo.  Es fundamental acercarse a la novela con la intención de descubrir, de ser parte del universo urdido por Brooks.  Sólo a través de una comunión directa con el texto el lector puede decir que ha recorrido la calle y salido ileso de la aventura.  Es de singular importancia resaltar los diversos epítetos con los que el autor encabeza la mayoría de los capítulos que componen la novela.  También es significativo cotejar con el texto los poemas que se insertan como parte del capítulo en cuestión.  Todo conlleva a la urdimbre literaria que ofrece el autor en ésta, su primera entrega en el campo de la ficción.

El libro cumple con dos propósitos: el principal, agrada al lector; el secundario, ofrece una visión de Panamá no vista con regularidad.  El escritor refleja al país y el tortuoso deambular por la calle del espanto nos acerca a una nación que merece ser estudiada con cuidado.  Los personajes hablan; por consiguiente, desean ser escuchados. La calle del espanto, ahora convertida en novela, es el instrumento a mano para llevar a cabo tal función.  No podemos desaprovechar esta oportunidad.

Brooks, Richard. La calle del espanto/ Panamá: Círculo de Lectura Guillermo Andreve, 2004. 182p. ISBN 9962- 8875- 0- X

Nota. Humberto López Cruz es catedrático de literatura, crítico literario, desarrolla el periodismo cultural y promociona el Panamá Literario en los Estados Unidos. Tiene varias obras dedicadas la Literatura Panameña. Es asesor internacional del Círculo de Lectura Guillermo Andreve.