Tras un largo paréntesis, el músico británico Cat Stevens (nacido Steven Demetre Georgiou), convertido a la fe de Mahoma con el nombre de Yusuf Islam, saca ahora, a sus 58 años y tras un paréntesis de 28, un nuevo álbum titulado “An Other Cup” (Otra Taza).
La voz un semitono más bajo, es sin embargo, el Cat Stevens de siempre, con el estilo melódico, fluido y bastante “folk” familiar de canciones como “Peace Train”,”Morning Has Broken” o “Father and Son”.
Islam ha escrito todas las canciones del nuevo álbum, excepto una, que es una nueva versión de “Don’t let me be misunderstood” (No dejes que me malentiendan), canción popularizada por Nina Simone y The Animals.
Sí, es cierto que me siento malentendido y no sólo desde mi conversión al Islam. En parte era mi culpa porque buscaba mi identidad y tenía miedo de ser malinterpretado”, declara el músico en una entrevista con el dominical “The Sunday Telegraph”.
En ella, explica que fue uno de sus cinco hijos, Muhammad, de 21 años, quien le ayudó a romper finalmente un tabú que le tenía atenazado.
Muhammad se compró un día una guitarra, que llevó a la casa paterna y empezó a componer con ayuda del instrumento.
Cat Stevens había creído que el Islam no miraba la música con buenos ojos, pero su hijo le cambió esa percepción.
“Me ayudó a entender mejor el papel de la música en la cultura islámica y me sentí libre para volver a cantar”, explica.
“Mi hijo me ayudó a romper el tabú porque no dudó en comprar una guitarra. Él es también musulmán, y aquel hecho me ayudó a darme cuenta de que la música nos permite compartir momentos de la vida”, agrega Stevens.
Este hizo ya un intento en 1985 de volver a la música: estaba dispuesto a participar en uno de los conciertos de Live Aid, pero por culpa de Elton John, él salió del programa, explica.
Su conversión al Islam se produjo en las aguas de Malibú (California) en 1976, cuando estuvo a punto de perecer ahogado.
Una fuerte corriente le arrastró entonces mar adentro y, sintiendo que le fallaban las fuerzas, rogó a Dios que le ayudase, a cambio de lo cual se comprometía a servirle siempre.
En aquel momento llegó una ola y le salvó.
Cat Stevens había estado leyendo por aquel entonces el Corán, y por eso atribuyó el milagro a Alá y no al Dios de su formación católica.
“Hay un solo Dios”, afirma, sin embargo, hoy cuando se le pregunta al respecto.
Cat Stevens se queja de la islamofobia reinante y pone como ejemplo el incidente ocurrido cuando en el 2004 las autoridades estadounidenses le negaron la entrada en el país porque su nombre figuraba en una lista de personas vetadas en relación con el terrorismo.
Fue al parecer un caso de confusión de identidades que motivó una queja del entonces ministro británica de Exteriores, Jack Straw, a su colega estadounidense, Colin Powell.
Cuatro años antes, en el 2000, el músico vio prohibida también la entrada en Israel porque había hecho donaciones a la organización Hamás, considerada como terrorista, acusación que nunca pudo, sin embargo, probarse.
Esperemos que la música (Y EL MÚSICO) prevalezca sobre todo lo demás. Cat (Yusuf) es un GRAN MÚSICO, Trobador Histórico, aunque no saque un disco más