La música “enterró” este fin de semana las controversias entre Argentina y Uruguay con las exitosas actuaciones que los uruguayos Jorge Drexler y Jaime Roos brindaron en encendidos escenarios de Buenos Aires.
El público argentino dejó momentáneamente de atender a las reacciones del conflicto que mantienen ambos países por la instalación de una papelera en Uruguay para vibrar con la combinación de melodías clásicas y novedosas que ambos músicos uruguayos entonaron ante miles de espectadores.
Así, el tono agudo de Drexler y el inconfundible timbre grave de Roos se encargaron de “despejar” los caminos entre las dos naciones con la presentación de sus últimas producciones, conjugadas con temas clásicos que, en ambos casos, intensificaron el entusiasmo del público.
Una luz que sobrevolaba la cabeza de los espectadores, simulando ser el faro de Cabo Polonio que inspiró al músico para la composición de varios temas, fue la primera señal de aviso para el inicio del concierto de Drexler, ofrecido en el teatro Gran Rex ante más de tres mil personas.
“Buenas noches Buenos Aires. Me gusta mucho estar de nuevo. Muchas gracias por venir”, expresó el cantautor residente en España, luego de interpretar el primer tema del recital, “12 segundos de oscuridad”, que también le dio el nombre a su último disco, una producción que oscila entre el rock, los ritmos cálidos y los destellos de música electrónica.
El artista alternó algunos temas en soledad con su guitarra, que le proporcionó dosis de intimidad a la velada, con otros acompañados por su banda, que potenciaron los momentos más enérgicos del concierto de dos horas, con temas que incluyeron numerosos arreglos y efectos de sonido.
Drexler cautivó a los espectadores con divertidos intercambios con el público y un nutrido repertorio en el que no faltaron temas como “Eco”, “730 días”, “Hermana duda”, “Deseo”, “Sea” y en el que sorprendió con versiones de “High and dry”, de la banda Radiohead, y “Dance to the end of love”, de Leonard Cohen.
Esta última la dedicó a su padre, quien “cruzó el charco” para ir a verlo, al igual que otras miles de personas, en su mayoría mujeres jóvenes, que no dudaron en levantarse de sus asientos para acompañar con algunos pasos de baile los tramos más intensos de su recital del pasado jueves, el primer de los tres previstos en su visita.
Algo similar ocurrió en el concierto que Roos brindó anoche en el estadio Luna Park, donde los pasillos se poblaron por momentos con espectadores que ensayaron enérgicos pasos de baile ante temas como “Adiós juventud” y “Los olímpicos”, entre otros.
“Doy fe de que -Argentina y Uruguay- somos hinchas mutuos y seguirá siendo así”, dijo Roos antes de entonar “Cuando juega Uruguay”, uno de los clásicos de su repertorio, también integrado por canciones de su último disco “Fuera de ambiente”, lanzado en diciembre pasado luego de cinco años sin producciones grabadas en estudio.
“¿Vamos a prender fuego esto?”, dijo el músico ante unas 5.000 personas, como antesala a los vibrantes ritmos de candombe desplegados en un tramo de la velada por los más de 10 músicos que lo acompañaron arriba del escenario, que los volverá a reunir hoy en el segundo y último concierto previsto en su visita a Buenos Aires.
Los efusivos aplausos también fueron un compañero fiel del espectáculo, que abrió con la versión que Roos grabó de “Siga el baile”, de Alberto Castillo, y que también incluyó “De la canilla”, una versión de murga basada en un tango, incluida en su última producción.
Con un coro compuesto por cinco cantantes que supieron entonar a la perfección los clásicos ritmos de murga uruguaya, Roos protagonizó un encendido concierto en los que intercaló chistes y frases que difícilmente puedan comprender aquellos que no conocen con profundidad los discos y letras del cantautor.