Los libros de la séptima entrega de la saga de Harry Potter comenzaron a entrar en Estados Unidos, donde están siendo almacenados en un lugar secreto, con objeto de evitar una filtración del intrigante final de la colección.
La cadena de librerías Barnes & Noble, que acumula ya pedidos de 1,2 millones de libros de la última entrega, sólo ha reconocido hoy que el almacén donde están depositados se encuentra en la zona noroeste de Estados Unidos y está vigilado las 24 horas.
Desde este almacén tendrán que ser repartidos, con grandes medidas de seguridad, a los más de 700 establecimientos que la cadena tiene en todo el país.
El contrato que la librería tiene con la editora del libro, Scholastic, le obliga a tomar todas las medidas para evitar que se sepa si el mago adolescente morirá al final de la historia.
Los seguidores de Harry Potter tendrán que estar, por tanto, con el alma en un vilo hasta la medianoche del próximo viernes, cuando “Harry Potter and the Deathly Hallows” salga finalmente a la venta.
Fue la propia autora, J.K. Rowling, la que anunció hace un año que en su última novela, la séptima de la saga, morirían personajes principales.