Jorge Drexler se define como “degenerado”

EFE/Ángel D�azEl cantautor uruguayo Jorge Drexler disfruta sorprendiendo con cada disco, “haciendo lo que nadie espera que haga” y se define a sí mismo como “un degenerado” que, en “12 segundos de oscuridad”, su nuevo disco, recoge “aires de tango, hip-hop, milonga y Radiohead”.

Jorge Drexler canaliza todas sus emociones a través de la música, y “12 segundos de oscuridad” (DRO) es el fruto de un año que ha supuesto “un viaje emocional entre varios estados anímicos diferentes y muy vinculado al movimiento geográfico”, explica en una entrevista con Efe.

Efectivamente, Drexler reconoce que, tras ponerse en el punto de mira internacional al ganar el Oscar a la mejor canción con “Al otro lado del río”, de la película “Diarios de motocicleta”, de Walter Salles, ha tenido que “vaciar la cabeza de viajes, entrevistas, ruido, conciertos y cámaras” y enfrentarse al “desgaste, la incertidumbre y la desorientación”.

UN FARO HACIA EL ATLANTICO.

Por ello, el cantautor afincado en Madrid toma como “punto de referencia” un faro de Cabo Polonio, en Uruguay, que le sirvió de génesis creativa para su octavo trabajo, “12 segundos de oscuridad”, un disco que toma su nombre del tiempo que el faro tarda en devolver su haz de luz a las embarcaciones del Atlántico.

Esta imagen sintetiza cómo “los navegantes de la vida debemos seguir adelante también en la oscuridad” a través de canciones como “Transoceánica”, el primer sencillo, “La vida es más compleja de lo que parece” o “Sanar”, en las que apunta, además, dónde y cuando fueron compuestas.

De esta manera, “12 segundos de oscuridad” ofrece un recorrido que va desde Jaén (España) a Los Angeles (EEUU), pasando por México D.F. y, por supuesto, Uruguay y Madrid y, en sus trece temas, Drexler desgrana reflexiones sobre las distancias, la inmigración y la polivalencia del amor, en las que vuelve a poner en marcha su poética explícita, tranquila y accesible que demostró en títulos como “Vaivén” o “Eco”.

EL AMOR CIBERNAUTA Y LA MILONGA.

Sin embargo, Drexler prosigue también su búsqueda de temas de actualidad, como el amor cibernauta en “La infidelidad en la era de la informática” y se abre a “nuevos arreglos” en los que ha utilizado por primera vez “la solemnidad que dan los metales graves, como el trombón bajo”.

Tampoco renuncia a traducir “Dineylandia”, de Arnaldo Antunes, a la vez que se atreve con una versión en clave de milonga de “High and dry”, de Radiohead, sin más explicación que el hecho de que son canciones que le gustan mucho.

Drexler reconoce que todos estos nuevos retos musicales responden a su concepción del artista “como un ser vivo al que le gusta desconcertar, no como un ser estático que podría estar en un museo”.

Así, aunque asume retos, cree que no es infiel a sus seguidores, ya que apunta que “ser honesto es lo mejor que puedes ofrecer a quien te escucha. Cualquier concesión significa oportunismo y, por tanto, una falta de respeto hacia mí y hacia el público”.

DREXLER EL “CANCIONISTA”.

Drexler, que huye de la consideración de poeta o de músico, se define como “cancioncista” y en esta “ilustración del tiempo y el espacio” que para él representa “12 segundos de oscuridad”, “no ha habido premeditación” sino que es, como todas sus composiciones, “producto de un ejercicio que no tiene nada de racional”.

Y es que, a pesar de lo necesario de ese faro vital que ha inspirado el disco, Drexler da “un gran valor a la intuición” y explica que “una vez que sabes lo que sientes y lo que quieres, no tienes más que seguir tu propio impulso hacia ello”.

El cantautor, que ha contado con colaboraciones en el disco como la de Leonor Watling, en el tema “La vida es más compleja de lo que parece” o de María Rita, en “Soledad”, presentará en directo sus nuevos temas en una gira que, con inicio el 5 de octubre en París, tendrá hasta once fechas en España y, ya en 2007, ampliará su recorrido a Estados Unidos y Latinoamérica.

Fuente: Mateo Sancho Cardiel / EFE

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