“Sexoadictas o amantes. 21 mujeres radicales” es el explícito título con el que la escritora española Paula Izquierdo invita al lector a conocer la vida de varias mujeres famosas de la Historia que vivieron por y para el placer.
Isabel I de Inglaterra, Catalina la Grande, Sarah Bernhardt, Virginia Woolf, Josephine Baker, Mata Hari, Alma Mahler, Joan Crawford, Isadora Duncan o Edith Piaf son algunas de las mujeres que, según explicó Izquierdo, “buscaban su plenitud” y ello les supuso terminar “solas, abandonadas y desaparecidas”.
Los escritores Juan Manuel de Prada y Fernando Marías presentaron hoy este libro, editado por Belacqva, en el que la autora vuelve a profundizar en el tema femenino -su anterior libro fue “Picasso y las mujeres”-, pero nunca “juzgando a ningún personaje”, señaló Izquierdo.
Prada afirmó haberse “divertido mucho” con este “instructivo libro” y confesó que al contestar el test que aparece al final del libro se dio cuenta de que es “un sexoadicto”.
Tras enfocar el tema que plantea el libro por el lado más simpático de la adicción al sexo, Prada reflexionó sobre la “lucha desesperada” que todas las mujeres retratadas en el libro demostraron para “imponerse en un mundo que no se lo permitía”.
Casi todas las mujeres de “Sexoadictas o amantes” fueron reinas, aristócratas o pertenecientes a la alta burguesía, lo que demuestra, según el autor de “La Tempestad”, que la única forma de acceder a la libertad “es el dinero y la posición social”, aunque esa búsqueda desesperada de deseo sea sólo para “llenar el hueco de la muerte”.
Fernando Marías también confesó ser adicto al sexo y aseguró que leyó el libro de Izquierdo en la “oscuridad de la noche”.
En su opinión, el último capítulo del libro, titulado “Anónima. 24 horas en la vida de una sexoadicta del siglo XXI” es “una pequeña novela de terror en cinco páginas”, que demuestra la “gran novelista” que es Izquierdo, pues tras leer esas pocas hojas “te vuelven a entrar ganas de comenzar otra vez el libro”.
La autora, que no se quiso reconocer en esa “anónima”, dijo que el libro ha sido un trabajo “difícil”, para el que ha utilizado “muchísima documentación y una gran capacidad de síntesis”.
Al final del libro ha incluido una clasificación de anomalías sexuales y de parafilias.