Lenny Kravitz es un hombre ocupado. Aunque la versátil estrella de rock es todavía considerado un sex symbol a sus 51 años, el artista asegura que solo le falta el amor.
“He sacrificado algunas cosas por mi trabajo. La música, la fotografía, los papales de cine (en Hunger Games recientemente), la empresa de diseño que dirijo, me ocupan las 24 horas del día, los siete días de la semana”, explicó a la agencia AFP en una entrevista en París, ciudad donde dice sentirse como en casa.
“Pero creo que ya me toca hacer un hueco a mi vida personal, aunque sea compaginándolo con las actividades que me gustan”, añade el artista de 10 álbumes y 40 millones de discos vendidos.
Esta confesión podría sorprender a la mayoría de las mujeres, sobre todo venida de un hombre conocido por sus numerosas conquistas como la actriz Lisa Bonet, con quien estuvo casado de 1987 a 1993, la modelo brasileña Adriana Lima, las cantantes Kylie Minogue y Natalie Imbruglia, sin olvidar a la francesa Vanessa Paradis.
“He llegado a un momento en el que me gustaría volver a casarme, crear una familia, todas esas cosas que he sacrificado por mi carrera”, admite el norteamericano. Sin embargo “no me arrepiento”, confiesa. “Creo que he aprendido de mis experiencias anteriores, que me ayudan a prepararme para el futuro”.
Su décimo álbum, Strut, publicado el año pasado, donde mezcla rock vintage, funk y balada, no faltará en su gira europea que comienza la semana que viene, el 30 de junio en la mítica sala parisina Olympia.
El artista se ha lanzado ahora a la fotografía. Una selección de imágenes en blanco y negro sobre sus fans fotografiándole, se expone en la moderna boutique parisina Colette hasta el 20 de junio.