Fue en abril de 1967 cuando veía la luz uno de los grandes temas de la banda californiana The Doors, “Light my fire”, perteneciente a su primer LP, grabado en dos días y publicado unos meses antes.
Ahora, justo 40 años después, la compañía Rhino lanza el doble CD y DVD, “The very best of The Doors”, con todo lo mejor del grupo.
“The very best of The Doors” contiene 34 canciones, entre ellas himnos del rock como “Break on through”, “Light my fire”, “The end”, “L.A. woman”, “Roadhouse blues”, “Touch me” o “Hello I love you”, en una edición de lujo limitada en formato libro con letras, textos, fotos inéditas y un DVD de un concierto de 1968.
Todos los temas han sido mezclados de nuevo por los miembros vivos del grupo, Ray Manzarek, John Densmore y Robby Krieger.
Para celebrar este 40 aniversario, se reeditan también los seis discos de estudio de The Doors.
Cada uno de ellos ha sido remasterizado y completado con material extra, que incluye tomas alternativas y temas inéditos.
Canciones como “Push push”, “Who scared you”, “Whiskey, mystics and men”, “Money beats soul” o “Orange county suite” son algunas de estas piezas inéditas, además de versiones del “Carol” de Chuck Berry , del “Adagio en G Minor” de Albinoni o temas como “Queen of the highway” con aires jazzísticos.
El guitarrista Robby Krieger declaró recientemente a Efe que “algunos grupos sólo duran un par de años, pero la música de The Doors sigue viva y el éxito hay que atribuirlo a sus temas. Una buena canción dura toda la vida y dentro de doscientos años la gente continuará escuchando a The Doors”.
La carrera de The Doors fue corta, tan sólo duró cinco años, pero fulminante e intensa.
En 1966 Jim Douglas Morrison, un poeta rebelde y amante del cine, conoció en la Universidad de UCLA a un pianista apasionado por el R&B, Ray Manzarek.
Más tarde se unieron a John Desmore con su batería y a Robbie Krieger y su guitarra, y empezaron tocando blues en un local de Sunset Bulevard.
Toda la timidez del Morrison de los inicios fue perdiéndose con el tiempo y sus labios carnosos, su media melena y unos ceñidos pantalones de cuero, además de su manera de moverse en el escenario y su hipnotismo con el público le convirtieron en un auténtico sex symbol y le hicieron merecedor del sobrenombre del “Rey Lagarto”.
La faceta más salvaje de Morrison le hacía jugar con el alcohol y las drogas y le invitaba a escandalizar y provocar al público desde el escenario, lo que le encaminó a su propia autodestrucción y un final trágico en la madrugada del 2 al 3 de julio, en la que apareció muerto por sobredosis en la bañera. Esa noche terminaron los Doors y comenzó la leyenda.
Según Krieger, las letras “mágicas” y poéticas de The Doors continuarán escuchándose “dentro de doscientos años”, porque su gancho y su magnetismo se ha basado siempre en las “canciones”, y en el equilibrio entre sus componentes, “la combinación de personalidades y las influencias de unos músicos muy diferentes”.
Sobre todo por la figura del rebelde y excesivo Morrison, cuya muerte sigue siendo una de los principales fuentes de la leyenda, ya que su cadáver no lo vio nadie, tan sólo su novia, Pamela Curson, que fue quien se lo encontró.
Incluso su manager tardó seis días en comunicar la noticia a la prensa, con lo que aumentaron los rumores sobre su posible desaparición.
De ahí que 36 años después de su muerte, la tumba de Morrison siga siendo lugar de culto para muchos y de profanación para otros; hasta incluso algunos dudan si verdaderamente está enterrado allí.
“A Jim todo esto le hubiera encantado -comenta Krieger- Él quería ser grande, como The Beatles, quería que The Doors fuera el grupo más importante, y en nuestra época, realmente no lo fuimos. Éramos más como una banda ‘underground’, una especie de fenómeno, así que todo esto le alucinaría, ver que a la gente joven le sigue gustando The Doors. Se hubiera vuelto loco. Es una pena que ya no esté aquí”.
Interesante el artículo Ruth. Había escuchado las canciones de la banda y sobre la misma, pero ahora leyendo tu post, me sorprende sobremanera que en tan sólo cinco años dejaran semejante marca músical.
La verdad, si hubieran durado más tiempo quien sabe que más habrían logrado.
Buen artículo Ruth. Te comento que mi primer “elepé” fue uno de THE DOORS en Directo. Lo compré en 1984 cuando vine a ver el concierto de JOAN JETT (yo vivía en Santiago).
Desde que conocí a THE DOORS, muy joven, me fascinaban las imágenes y la sicodelia de MORRISON así como la originalidad de MANZAREK, KRIEGER y DENSMORE.