El premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, ha considerado que en la novela contemporánea existe “una deriva” que supone “la degradación de la tradicional y clásica”, al proponerse “ser pasajera, atractiva y sólo entretener”.
Así se ha expresado durante su participación en el ciclo ‘Conversaciones en el Adda’ junto al escritor Javier Cercas español y que se ha celebrado esta tarde en el Auditorio de la Diputación de Alicante, este de España, frente a unas 1.000 personas.
De esta manera, ha lamentado que a pesar de ello, estos escritos sean capaces “de llegar a un público mucho mayor a modo de best seller”.
Tanto Vargas Llosa como Cercas han coincidido en que las buenas novelas son aquellas que promueven la rebeldía de los lectores y que les forman y les hace críticos con la sociedad en la que viven.
“Hay que defender la importancia de la novela en la formación del ciudadano, si queremos democracias con ciudadanos alertas que no se dejen manipular, que sean siempre críticos, necesitamos que esa sociedad esté impregnada de buenas ficciones”, ha resaltado el escritor peruano.
Para Vargas Llosa esta necesidad no está reñida con el entretenimiento y se basa muchas veces en la intuición del escritor y no tanto en la razón.
“Las buenas lecturas benefician a la sociedad, pero es muy difícil demostrarlo porque sus efectos son invisibles y no inmediatos”, ha señalado.
Como ejemplo de esta afirmación ha planteado la censura a la que los sistemas autoritarios someten a la literatura, algo que demuestra sus sospechas de que “es una actividad peligrosa para lo que pretenden”, que no es otra cosa que “imponer una verdad absoluta”.
“Cuando regresamos de la lectura al mundo real somos mucho más críticos que antes frente al mundo, nos hace ver que no está a la altura de lo que debería ser” y, ésta, es “siempre una actitud peligrosa para los poderes establecidos, que intentan convencernos de que el mundo está bien hecho”, ha proseguido.
Así, ha valorado esta actitud crítica como una “de las fuentes principales del progreso humano”, por lo que ha insistido en que “la literatura no puede ser sólo un juego”.
De la misma forma, ha tachado los efectos de una novela como de “ingobernables” para el propio autor.
Por su parte, el autor de ‘Soldados de Salamina’, entre otros títulos, el extremeño Javier Cercas, ha destacado que lo que hace una buena novela es “sembrar la rebeldía del lector” y lo ha ejemplificado con dos personajes como Madame Bovary y Don Quijote, ambos amantes de la literatura en la propia ficción de Gustave Flaubert y Miguel de Cervantes.
Además, ha añadido como fundamental la ironía, la cual supone “un antídoto contra una visión dogmática del mundo en la que sólo existe una verdad”.
Vargas Llosa ha querido insistir en que “la idea de que una novela pueda ser un mero entretenimiento desnaturaliza su propia razón de ser”, ya que, “siempre hay elementos que escapan a la percepción humana y distorsionadores de la visión puramente racional de la realidad”.
También ha añadido que un escritor “no necesita ser consciente de que a través de la historia que cuenta e inventa está enviando un mensaje sobre la sutileza del mundo”.
“¿Cuántas novelas nos han enseñado que esas verdades que parecen inamovibles resultan que son mucho más endebles de lo que parecían?”, se ha preguntado a modo de afirmación.
Tanto Vargas Llosa como Cercas se conocían antes de esta conversación pública, en concreto y como curiosidad, han desvelado que la primera vez que se encontraron fue el 11 de septiembre de 2001.
El autor español se ha referido también a la figura como intelectual de muchos escritores y ha mostrado su preocupación por el hecho de que esta situación pueda llegar a suponer la muerte del novelista.
Aún así, ha puesto como ejemplo para que no ocurra a su amigo peruano: “Lo que hace el Vargas Llosa novelista es sabotear las ideas del Mario ensayista”.