El estadounidense Paul Auster y el mexicano Guillermo Arriaga mantuvieron anoche una charla casi de amigos íntimos en el marco del Festival Literario del PEN Club, que se celebra en Nueva York.
Ambos creadores intercambiaron ideas ante una audiencia atenta a sus opiniones sobre el cine y la literatura, sin olvidarse de temas tan universales como el dolor y la muerte.
La charla se produjo en el marco del festival, que se celebra esta semana en Nueva York, donde se reúnen unos 162 escritores y críticos culturales de 45 países para presentar sus obras, hablar sobre literatura y debatir sobre asuntos culturales, políticos y sociales.
Durante una hora hablaron sobre sus carreras literarias y sus incursiones en el mundo del cine, en una charla que tomó tintes personales desde un principio y en la que destacaron los relatos de sus experiencias con el dolor y la muerte como puntos de partida en sus trayectorias vitales y profesionales.
Auster y Arriaga se interrogaron mutuamente sobre sus ansias de escribir “permanentemente”, “el miedo a la hora de enfrentarse a una página en blanco para crear una novela o a un guión cinematográfico”, y sobre cuestiones vitales que no han quedado alejadas de sus obras.
Paul Auster -aclamado escritor neoyorquino y autor de obras como ‘La trilogía de Nueva York’, ‘El palacio de la luna’ o ‘Brooklyn Follies’-, reconoció que presenciar a los catorce años cómo un rayo mataba a un compañero suyo de campamento le cambió la vida por completo.
“Ese día cambió mi vida, porque entendí que cualquier cosa puede ocurrir en cualquier momento. La realidad es absolutamente impredecible”, aseguró el estadounidense, quien explicó que, después, “a los quince años sabía que quería ser escritor”.
Para Arriaga -escritor mexicano conocido por sus guiones cinematográficos para películas como ‘Amores Perros’, ’21 gramos’ o ‘Babel’-, la cercanía con la muerte a causa de una dolencia en el corazón cuando era un adolescente, que practicaba boxeo, lo llevó a entregarse a la literatura.
“Cuando supe que mis manos podrían ser las de un cadáver en cualquier momento, me hice la promesa de tocar con ellas las pieles que quisiera tocar, golpear lo que debiera golpear y hacer algo con ellas que las sobreviviera. Así empecé a escribir”, narró el mexicano.
Para Arriaga “la muerte se presenta a diario como la lengua de un gigante que te lame poco a poco”.
Auster, que reconoció que la muerte aparece en sus novelas de diferente manera porque “no se puede hablar de la vida sin saber que tiene un fin”, destacó el drama y el dolor a los que se enfrenta el ser humano al comprobar que, a medida que se envejece, más gente cercana fallece.
“Uno se encuentra a diario con la muerte y deambula con los fantasmas de la gente a la que has querido y no está, pero a la que sigues hablando”, ahondó el neoyorquino.
Auster, más conocido por la literatura que por su acercamiento al cine, aunque dirigió la película ‘Lulú on the bridge’ y es responsable de algunos guiones, tuvo que ofrecer consejos como director a Arriaga, quien aseguró estar “preparado y con ganas de dirigir”, después de ser guionista y director de documentales.
Arriaga, quien reconoció que escribía guiones cinematográficos “como novelas”, intentó que Auster se identificara con alguna tradición literaria y sólo consiguió que el estadounidense asegurara que “cada nueva novela intenta destruir todo lo escrito anteriormente”.
“Mi obra es mía y ya está. Además, cada vez que me propongo escribir me resulta igual que difícil. No quiero etiquetarme, para eso ya hay otros, como los periodistas”, remató Auster.