Los que boten basura en este solar, serán multados.
Los que no… ¡No!
Monólogos, Poemas y Grafitis
Algunos los escribo, otros me los envían.
En algunos meto mano y edito o re-escribo para socializar con mis amigos.
Otros son proyectos para mis compañeros artistas.
Como quiera no me atribuyo la autoría original de todo esto…
Lo mío es la joda pensante, el rodillo, el make-up y la carpintería…
By… George Kaunis
¿Y se acaba la noche?
¿Y si se apaga la luna?
¿Qué será de los bohemios, del hombre lobo y del conde Drácula?
¿Qué será de los artistas, los turistas y los ludopatas?
¿Que será de los amantes, de los poetas y los locos?
¿Qué será de nosotros?
¿Si de todos ellos tenemos un poco?
Hace un par de viernes atrás, fui invitado a un restaurante en el Multicentro de Paitilla llamado Café Sante. Un sitio super agradable con tremenda terraza hacia la avenida Balboa, con una comida excelente, un servicio aun mejor y unas anfitrionas guapísimas que al hablar imitan el acento colombiano para impresionar. Además con espectáculo en vivo para el dsifrute de sus clientes.
Se presentaron esa noche dos excelentes grupos musicales panameños, Chalo Quintero y Sonny Daniels. A esos chicos hay que verlos. El Chalo estrenando su nuevo look a cabellera mostaza subido, que envidiaría el mismo Dennis Rodman. Sonny Daniels por su lado con entrada triunfal en limosina y guardaespaldas, por la que ya es famoso.
¡Glamour y artistaje del bueno! Como debe ser, porque la vaina no es cantar y cantar. Hay que ser artista y también parecerlo.
El ambiente fue de lo mejor y el público la pasó buenísimo, tremenda nota. Yo me alegré muchísimo porque, me vino a la mente las noches que he pasado sobre Ocean Drive en Miami Beach, en la Rambla de Barcelona, en las cafeterías de Plaza San Marcos de Venecia con grupos y artistas en vivo, en Mommatre y París donde los músicos alegran hasta los corredores del metro subterráneo.
Ni hablar de New York en donde hay cada genio tocando en una esquina por monedas. O las noches en el Riviera de la Habana en donde conté más artistas y músicos trabajando en una sola noche que en todo Panamá en un año.
Me perdonan el alarde geográfico, pero yo sí que he jodido con la música por el mundo entero y no se me pueden hacer cuentos.
“¡Wao!” pensé. “Ahora sí parece que los panameños están aprendiendo y esto se está poniendo en algo”. Y habían además unas cuantas mesas, turistas evidentemente, que no pararon de gastar y bailar. Pero sigo…
Me animé tanto con esto, que al día siguiente, sábado, recluté a mi “mara” del club de la bohemia y en cantidad superior a 30 personas me disparé para Café Sante para apoyar a los nuestros y repetir tan estimulante experiencia. ¿Y usted qué cree?… ¡Suspendido el evento! Porque no se qué vecinos, (los más cercanos al sitio están como a 400 metros) se quejaron del volumen de la música la noche anterior.
Me contaron que a golpe de 10:30 PM llegaron los inspectores de la alcaldía, el escuadrón de los cazahumo, que si el permiso de la alcaldía, que si solo se puede hasta la medianoche, que si esto y que si aquello…y en fin.
Terminé con los escombros de mi “mara” bebiendo café como turcos, en otro café de la avenida Balboa que regentan unos asiáticos y no recomiendo, porque preparan el “capuccino” más chino y más malo de este mundo…y apostaría que también del otro.
¿Resultado?…Que se me arruinó la noche, cero hit, cero carrera, mucho error, se jodió el café, se jodió Sante, saloneros y personal sin propinas, artistas sin trabajo, turistas frustrados, y la juventud al diablo sin saber a dónde meterse ahora.
¿Pero qué estamos haciendo, qué clase de noche es esta, qué clase de turismo queremos hacer? ¿Quién determina el mucho o poco volumen y hasta dónde es permitido? ¿Cómo se mide, qué dispositivos se utilizan? ¿Cómo se decide toda esta vaina?
¿Quién proteje del “status quo ” a los inversionistas y empresarios de esparcimiento que con sus iniciativa abren plazas de trabajo para nuestros artistas y nuestra gente? En fin…del panamé con minúsculas.
Entre los índices de violencia galopante en Panamá y la manía pre-escolar de las autoridades de estar prohibiendo todo, el nivel de ruido, la música, el humo. Hay que sumar la pedidera de licencias de conducir y ahora la pretensión de firmar con cédula en mano a la entrada de los “push butons”, ya casi no queda donde entretenerse o econderse para trampear un poco.
Ya no me asusta ni me asombra que alguno de nuetros genios de la jurisprudencia quiera incluir como agravante al delito de robo, que los ladrones no dejen también una lista inventariada, o por lo menos dejen un recibo firmado y detallado de lo que se llevaron. En este panamá subrealista…eso es posible…¡Se puede!
¡Ah! Pero gracias a Dios, no todo está perdido. Ya encontré una salida. Ahora sí que controlo mi noche y puedo recomendar el mejor “reality show” de la ciudad. Por supuesto… hasta que dure y no lo prohiban también.
Lo descubrí por casualidad una noche que me tocó llevar a mi tía al hospital. ¡Qué casinos ni qué casinos! Allí sí que se pasa una noche heavy, diferente, con tremendo swing y emociones fuertes.
Si no tienes donde meterte un viernes por la noche, hazme caso, yo se dónde ir. Se dónde es que está la vaina. El mejor reality show de la ciudad. ¡En las salas de urgencia!
Lo mejor que tienen, es que ahí a nadie le importa con nada, ni se mete en nada. Cada quien está en lo suyo y cada pico, pica para su gallote. A nadie le importa que tú llegues o no llegues, ni lo que digas, ni lo que preguntes.
Y allí llegué una madrugada con mi pobre tía “torcida sobre un istmo” por unos cólicos terribles en el único riñón que le funciona… a veces.
Como a las dos horas, apareció por fin un tipo de origen kuna con una bata verde desteñida y cara de morgue.
– Por favor señor, mi tía está……
– Saque un número y anótela en la lista de espera. Enseguida la llaman.
Y mi tía poniéndose verde como una iguana.
¿Por qué piensan que allí sentada se va a aliviar? ¿Será que son sillas de fakir con agujas y funcionan de alguna forma con acumpuntura para calmar el dolor? ¿ O será que ponen tylenol gaseoso o calmantes en las aspas de los ventiladores? No me quedó otra, que sentar a la vieja y prenderme de aquel entretenimiento extremo.
¡Dios mío…! Casi todas las víctimas llegan vestidas super cool: piyamas, camisetas, batas, short y otros medio desnudos o arropados de una sábana ensangrentada. Y tú dices… ¡wao! Para solo un día que salen, deberían vestirse mejor.
En el entretanto mi tía estaba ahí hecha un nudo. Y la gente a llegar, y a llenarse el sitio.
Llegó una camioneta Explorer y un molote de gente corriendo. Resultó que el niño se había tragado la llave de repuesto de la camioneta y parecía que la familia se reunía por primera vez. ¡Hasta se presentaban unos a otros!
Allí estaban los abuelos, el padre y su novia; la madre divorciada del padre con su nuevo novio, el niño, la llave, la hermana, una tía de la madre y no metieron la camioneta dentro porque no cabia por la puerta. Y una bulla del carajo, todos gritaban, nadie escuchaba y mi pobre tía…allí en la silla de acupuntura.
Apareció por fin un enfermero con unos espejuelos culo de botella y al pescuezo un estetoscopio como el que usaba el capitán Nemo en el Nautilus para conversar con los delfines; que no tenía cómo saber lo que pasaba en medio de aquel bullarengue, sin distinguir quien era el paciente y sin importarle tampoco.
Y más gente llegando y llegando. Y los médicos, saliendo y saliendo y corriendo para sus consultas privadas…
Una enfermera vieja que parecía salida de un cartelón del Teatro Cecilia pidiendo silencio y señalando un letrero de “Se ruega no hacer ruido”. Y el alcalde prohibiendo la música en los restaurantes al aire libre… surrealismo puro.
Y a todo esto, en la sala de urgencia, nadie le hace caso a nadie, ni le importa con el tipo que se cayó en el tambucho de una concretera y se está convirtiendo en estatua porque el cemento se le está cuajando encima.
¡Qué urgencia ni que ocho cuartos!
Ahí nadie corre, nadie se apura… y la brigada de los cazahumo apareció también con sus cámaras de video… Y el escándalo…¡Dios mío! Y la familia Explorer que sigue llegando, “¿y la llave, la llave?.. ¿dónde está la llave? ¿dónde está la llaveeeeee?”
Apareció entonces una joven que dijo ser supervisora.
– Mire por favor mi tía…
– Tranquilo señor, tenga paciencia, siéntese allí. Espere que la llamen.
Pero la noche solo empezaba… Alguien cayó en crisis y empezó a gritar…
– ¡Enfermera, este señor ya no respira, está muerto, muerto!
– Si, si …que espere que lo llamen
– Quiero hablar con un médico, por favor… ¡un médico!
– Siéntese, siéntese ahí un momentito que enseguida le llaman. Tenga su número a mano…
¡Y no pierdas tu turno! ¡Solo tienes un chance! Si te llaman y no respondes…como en la carnicería del super …el próximo. ¡Te choteaste tú mismo!
El entra y sale de gente y los “bien cuidao” vigilando a los pacientes pa’ que no se les pierdan a la salida.
Los reporteros peleándose el teléfono público porque no tienen minutos en el celular.
– No, el acuchillado ya ni respira
– El que le sacaron el ojo está peor, lo tiene en un vasito de plástico con hielo.
– No, no. Se me acabó la batería de la cámara ¡No permiten fotos tampoco!
– Hay dos mordidos de perro, pero no han traido al perro para ver que se hace …
Los parientes reportando a la casa…
– No que va… el médico no dice nada todavía… hay que esperar por las placas. Yo te tengo informada… No… el brazo ya lo tiene todo morado, creo que van a amputar…Yo te aviso.
Y más gente llegando, y nadie se mueve, y nadie va ni a mear – por si lo llaman, pero a nadie llaman.
Da igual si te estás desangrando de un navajazo en la ingle o el cemento cuajando en el pellejo del pobre infeliz de la concretera que ya está casi tieso, ni del tuerto con un ojo colgando y el otro en el vasito con hielo.
¡Esto si que es un reality show!
A todo esto mi tía retorciéndose con el cólico.
– ¡Ay, qué doloooooooor!
– Oiga, ¿no le pueden dar algo para el dolor? ¡Sí, sí, ya sé, que nos sentemos aquí un momentito que enseguida nos llaman!
De repente hasta me sentí mal por mi tía… casi prefería que que no la llamaran, porque conforme avanzaba la madrugada, aquello iba cojiendo más ambiente y poniéndose más entretenido. Es tremenda opción para un arranque de viernes para sábado, o de sábado para domingo.
Lo único es que, ojalá que no se enteren de esto en la alcaldía, porque capaz que nos prohiben también las salas de urgencia…o le ponen algún tipo de censura o de impuesto al mejor “reality show” de la ciudad.
Te felicito por tu forma tan simpatica de narrar estos hechos que por lo general o en otras circunstancias no nos parecen tan jocosos….
Que bueno para que la gente aprenda a no botar la basura en cualquier lado
que buena esta la web